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Puentes peatonales ¿por qué pocos los utilizan?

Expertos señalan que realmente son antipeatonales porque no están pensados en el peatón.

Generalmente los puentes peatonales (antipeatonales, según los expertos) son solicitados por los ciudadanos a las autoridades, ante las dificultades para atravesar una vialidad y el riesgo de un accidente.

Luego son construidos con la promesa de solucionar el problema que significa, por ejemplo para un adulto mayor, cruzar uno de los anchos bulevares de Hermosillo por donde los vehículos circulan a altas velocidades.
Pero al final terminan por no ser utilizados. El ejemplo más claro es el puente del bulevar Luis Encinas, instalado entre la Unison y el Hospital General del Estado, donde decenas de personas prefieren cruzar a ras de calle, antes que usar el puente peatonal.

¿Pero, por qué muchos de estos puentes no son utilizados? Para Hugo Moreno Freydig, representante en Sonora de la organización Liga Peatonal, la respuesta podría ser que estas estructuras no están hechas a la medida de las personas.

Están hechos a la medida de los automóviles, incluso a la medida de los tráileres, la palabra peatonal no les queda tanto porque a los peatones no nos sirven, porque lo que hacen es aislarnos del espacio público", consideró.

Los puentes antipeatonales, como el experto los suele llamar, hacen que las personas caminen más que si cruzaran la calle, debido a su diseño y ejemplificó con el puente de la Unison y el Hospital General donde el bulevar Luis Encinas, de banqueta a banqueta mide 35.6 metros contra 273.3 metros que se recorren si se utiliza el puente.
Explicó que estas pasaderas limitan a cierto tipo de personas, como los adultos mayores o quienes viven con alguna discapacidad, ya que representan un mayor esfuerzo físico para los peatones más vulnerables e incentivan mayor velocidad de los automovilistas.

A mayor velocidad de los autos, expuso, es más alta la probabilidad de que ocurra un accidente por atropellamiento, de lesiones graves o hasta mortal.
"Lo mejor es utilizar otros elementos para reducir las velocidades de acuerdo con la zona en la que se encuentran y utilizar pasos a nivel de calle que favorezcan la movilidad de todas las personas de una manera accesible", opinó.

Lo recomendable, antes que instalar más puentes, abundó, es implementar otras estrategias como los cruces seguros, que son más baratos que estos pasos que permiten mayor comodidad y accesibilidad para todos, seguridad personal y vial.
NO SIRVEN... ASÍ COMO ESTÁN

Para la directora de la carrera de Arquitectura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Sonora Norte, Diana Urías Borbón, los puentes peatonales no sirven desde la forma en que son diseñados.

"El problema es que pues… no sirven, al final de cuentas estás obligando a la gente a subir un montón de escaleras, gente que a lo mejor ni siquiera puede, los estás obligando a hacer un trayecto que se puede resolver de otras formas", explicó.

En el gremio de los arquitectos y los urbanistas, añadió, se les conoce también como puentes "antipeatonales", porque lo que hacen va en contra de los patrones de los ciudadanos que caminan en las calles de las ciudades y del espacio público.

"Es normal que mucha gente no los utilice a pesar de que están ahí y que muchas veces puedan ser la diferencia entre un accidente o no, yo los utilizo cuando los tengo que usar, pero no es para nada algo que esté bien resuelto", afirmó.

Cruces seguros, puentes deprimidos por donde los autos pasaran por debajo y el paso de las personas quedara a nivel de calle y semaforización con tiempos para peatones, sostuvo, serían algunas de las opciones a considerar, antes que un puente peatonal.

“Ya mis rodillas no sirven para subir”: Juan, 80 años

“Ya mis rodillas no sirven para subir”, dijo Juan Delgado, de 80 años de edad, entrevistado luego de que sorteó algunos autos en el bulevar De Los Ganaderos para cruzar de Oriente a Poniente.

Juan no utilizó el puente esta vez y ya hace meses que no lo usa, porque dice que es más largo el camino y está enfermo de las rodillas, por lo que prefiere arriesgarse cada vez que acude al centro comercial, y atravesar rápido el bulevar.

"Nomás me fijo muy bien que no venga carro y me paso rápido, el puente sí lo he usado muchas veces pero las rodillas ya no me responden", contó.

Del puente ubicado sobre el bulevar Luis Encinas entre la Unison y el Hospital General del Estado, bajó Ramón Ochoa. Era la primera vez que lo utilizaba y dijo que ya no lo haría más.

"Tiene muchas vueltas, ya fuera yo llegando al Centro, de tantas vueltas camina más uno", dijo.

Fuente: Imparcial.