Maye Primera
Maye Primera
Miami - 26 JUN 2025 - 03:30 CST
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El periodista mexicano Julio Vaqueiro (San Juan del Río, 1987) ha sido testigo de los mayores eventos políticos y sociales ocurridos en Estados Unidos y México en el último lustro. El regreso al poder de Donald Trump y el atentado que casi lo impide. El auge y la merma del presidente Joe Biden, que buscó sin éxito soluciones humanitarias a la crisis de los migrantes en la frontera sur con México. La elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer en la presidencia mexicana. Todo lo que ha visto, contado y escrito, como presentador principal de la cadena estadounidense Telemundo y columnista del diario mexicano El Universal, fue dando forma a su primer libro, Río Bravo (Aguilar), distribuido este año a ambos lados de la frontera.
El noticiero que lidera Vaqueiro desde Miami es uno de los 10 programas en español más vistos por los televidentes latinos en Estados Unidos. En medio del vértigo de las noticias que narra de lunes a viernes, el periodista ha hecho un esfuerzo por documentar cómo los cambios en el ánimo de los pueblos y los líderes de Estados Unidos y México han ido definiendo el destino de ambas naciones y el de millones de familias de origen migrante que cada tarde sintonizan su señal.
Pregunta. ¿Cuál es la temperatura de ese ánimo a un lado y a otro?
Respuesta. Es un ánimo que se mantiene caliente. El tiempo que estamos viviendo en la relación entre México y Estados Unidos es uno de los más interesantes, complejos y delicados. Había una tradición de décadas de llegar a acuerdos comerciales siguiendo las reglas que se establecieron entre los dos países con Canadá para temas comerciales. Se resolvían los temas migratorios hablando concretamente sobre migración. Lo mismo con los temas de seguridad. Pero con Trump todos los temas se revuelven con la inmigración. Eso echa al aire toda la estructura que había para llevar a cabo una relación fructífera entre los dos países.
P. La relación México-Estados Unidos con los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador ya era tensa. ¿Ha conseguido la presidenta Sheinbaum la clave para lidiar con Trump?
R. Es verdad que en lo público Sheinbaum ha logrado entablar una conversación sana con Trump, donde no hay ataques y hay cordialidad. Pero en los hechos, México está recibiendo aranceles como otros países y la presión de Estados Unidos por atender los temas de seguridad para frenar el tráfico de fentanilo, para detener a los migrantes, para recibir a los deportados. Es decir, no hay ataques frontales verbales de parte de Trump, como los ha habido con otros líderes mundiales, pero México está enfrentando la presión de un Gobierno de Trump que ve a México como un problema de seguridad. El tema comercial ha acaparado muchos titulares, pero el asunto de la seguridad es ahora el más importante entre los dos países y la prioridad de Trump cuando se trata de México.
P. También para México hay un problema de seguridad, con las armas que entran desde Estados Unidos.
R. Absolutamente. Ahora la Corte Suprema tomó esta decisión de que la demanda que entabló México contra los fabricantes de armas no procede, pero es un tema que México llevó a los tribunales de Estados Unidos de forma muy creativa, como no se había hecho, a pesar de la derrota en el Tribunal Supremo. Los abogados al frente de esta demanda hablan de un triunfo, al menos en el imaginario colectivo, al traer el tema a la mesa.
P. En el libro describe las dos visiones de Estados Unidos que se enfrentaron en la campaña: la de Estados Unidos como patria y la de Estados Unidos como una idea, un lugar de oportunidad. ¿Cómo se manifiesta ahora esa brecha?
R. Ese es el gran fondo de las divisiones que hay en este país. ¿Es Estados Unidos una tierra de libertad en la que todo el mundo puede alcanzar sus metas si trabaja para ello? ¿O es la patria, el lugar en el que naciste, solo para los que nacieron contigo y crecieron contigo? Esa idea engloba estas divisiones entre no recibir más migrantes o decir “necesitamos a más migrantes para que el país siga progresando”.
Fuente: Elpaís