Cultura

El misterioso museo escondido en Navojoa; tienes que atravesar un río

El eco-museo de la cultura Yoreme Mayo, se encuentra en Tehuelibampo a 25 acres de tierra cerca del río Mayo al noroeste de Navojoa

Desde sus impresionantes figuras talladas en piedra, la tranquilidad de su río, los caminos rocosos y la naturaleza que los rodeo, el Eco Museo es considerado como un lugar arqueológico mágico que se ubica en Tehuelibampo, a unos cuantos minutos de Navojoa, Sonora.

En Tehuelibampo es el lugar donde está situado el eco-museo de la cultura Yoreme Mayo, se encuentra en 25 acres de tierra cerca del río Mayo a unos 18 kilómetros al noroeste de Navojoa. Su nombre se deriva de la palabra Tehueli-ba en el lenguaje del Mayo, que significa “agua azul”.

La manera de llegar al lugar es recorriendo sus cañones entre piedras llenas de petrograbados, pues el museo se encuentra del otro lado del río, es por ello que desde el mes de diciembre hasta marzo se requiere cruzar el río en un bote de remos que es guiado por un cable al muelle del museo, sin embargo el resto de los meses tiene acceso a pie.

El edificio se construyó con piedras nativas que se integran de una manera impresionante en el paisaje de la colina, en su interior hay murales pintados por el artista local RV Payan, posteriormente las paredes de piedra se encuentran adornadas con trazos que representan el antiguo arte de la pared de la cueva y símbolos representados en petrglifos tallados en rocas.

Dicho museo es utilizado como un sitio educativo para que grupos de estudiantes aprendan sobre la historia antigua y reciente del Yoreme Mayo, así como también las plantas, animales y otras características de la región. El lugar fue fundado por el profesor Lomabardo Ríos con ayuda de Don Atalio, quienes son dos exploradores natos de Sonora.

Justo detrás del museo se encuentra un sendero natural en medio de una zona boscosa, a medida que va caminando se puede escuchar el sonido de diferentes tipos de aves, éste te conduce a una abertura entre dos grandes muros de roca, encaminada de regreso a la historia antigua.

Se puede observar más de 100 petroglifos de arte rupestre a lo largo de las paredes laterales talladas en la roca de 2.500 a 3.000 años atrás por el Pueblo proto-mayas. Finalmente la caminata concluye en el pozo de encantamiento, una leyenda local que promete claridad de la mente y una experiencia de aprendizaje personal, si acaso la persona dura tres noches en el pozo.

Fuente: Nancy Álvarez | El Sol de Hermosillo