Opinión

Las dos terceras partes en el PAN...

Hace unos años pensaba que uno de los políticos nuevos que habían surgido de las filas del Partido Acción Nacional y quevalía la pena, era justamente David Galván Cázares.

Hoy me doy cuenta que ha sido una de mis peores pifias.

Y es que en aquella época se movía entre las patas de los caballos y aún así logró iniciar una carrera al interior del PAN, fue Diputado, y no lo hizo mal, es más, en algunos pasajes de aquella legislatura grisácea brilló sobre los demás. Le alcanzó para lograr la coordinación de aquella bancada, que insisto, nada genial, pero él sobresalió.

Hasta ahí todo iba muy bien, llegaron los tiempos definitorios, las campañas donde Galván podría recibirse con honores, pero dio el siguiente paso, y optó por adherirse al grupúsculo que destellaba mensajes diabólicos que vapulearían al PAN. David tomó las riendas de Acción Nacional bajo una estela de duda por su nombramiento, con tintes de un surrealismo democrático que fulminó los intereses reales de un panismo que estaba en la lona golpeado por el poder de puños de un Damián Zepeda que despachaba desde la Ciudad de México presumiendo la amistad del entonces Presidente Nacional Ricardo Anaya.

David pudo ver el ventarrón que se aproximaba, pues su gestión estuvo bajo presión absoluta de verdaderos panistas que aunque noqueados sobre piernas seguían luchando. Se fue, huyó, disque a la campaña ganadora, sí, esa de Anaya, esa que según panistas no tenía margen de error, pues su Gallo era demasiado astuto como para perder con un “aferrado y obsoleto” Andrés Manuel López Obrador y un priísta camuflaheado como José Antonio Meade. Confiaba pues, en obtener un puesto de alto nivel. Fracasó.

Y ahora qué regresó, tomó la silla que dejó a comodato a la nada genial Alejandra López Noriega, tiró sus dardos envenenados buscando culpables al interior de su Partido, cuando a todas luces la sociedad les demostró que están hartos de las fechorías, corrupción y formas que quizás otrora funcionaban, pero que sencillamente hoy en día son cosas del pasado.

David Galván no sabe para dónde voltear, su entorno está minado, el campo estropeado, y aunque se queje ahora, su abandono abonó un tanto a esa guardia desvalida que mostró el PAN en las pasadas pizcas electorales. Su poco compromiso se evidenció con esa derrota espeluznante.

Galván no podrá con la disidencia, hay varios que reclaman nuevos tiempos, y la apuesta del grupo de David, es el continuismo dañino que azotó con furia las estructuras panistas, quedó el edificio, pero en ruinas, parte en cenizas.

El otra vez Presidente Estatal debe renunciar por congruencia, por decencia, debe dejar el camino para otros que quieren que el PAN vuelva a sus orígenes, a los valores que le dieron gloria y llevaron al Organismo político a las altas esferas de la política nacional.

En Sonora hay nuevos valores, que ante la adversidad han sabido mostrar humildad, han enfrentado la derrota con dignidad y han esparcido su honestidad con mensajes duros y directos a los que no soltaron las riendas con tal de seguir saboreando el poder, a pesar de que el futuro no era prometedor.

El Presidente del PAN en Hermosillo puso la muestra, Jesús Ramón Díaz les demostró que en política también hay dignidad, les dejó claro a sus amigos que sin tirarse al suelo y perfeccionar el servilismo también se puede sobresalir. Su mensaje fue contundente, aplaudido por muchos de ellos, pero seguramente repudiado por los que quieren mantener el poder aunque no sepan qué hacer con él.

La tercera vía está comandada por Damián Zepeda, un tipo que se dedicó a destruir al PAN y que no supo amalgamar el talento, poco, pero existente en Sonora. Es más, ni siquiera lo intentó, prefirió jugar al político sabio de antaño y poner a sus amigos en puestos claves, evidentemente le fallaron, pero como dijo el que inició la debacle del PAN en la Entidad, ha de tener debilidad por sus amigos, esos mismos que llevaron a la derrota y deshonra a Guillermo Padrés, y que ahora están llevando al pozo de los lamentos a los actuales.

¡Vaya pues!, difícil tarea en Acción Nacional, una obra que tendrán que endosársela al mejor arquitecto. La pregunta es, ¿lo harán?

Listo...Dios los bendiga, cuide y proteja...
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