Opinión

Ana Guevara en dos partes...

Ayer se desencadenó un sano debate sobre la carrera pública de la sonorense Ana Gabriela Guevara,

pero en todo momento mis argumentos me llevaban a defender ese pasado glorioso en la escena del deporte. Ahí nadie podrá debatirme sobre la capacidad que dejó regada por las pistas del mundo.

Ana llegó para demostrar que con trabajo, los atletas mexicanos pueden estar al nivel de los mejores del mundo, es más, como ella, estar por encima, dominar durante años un deporte, brillar como la la estrella más radiante, ganar todo lo que se le atraviese, codearse con lo mejor del mundo, y en algunos casos de la historia del atletismo.

Ana Guevara dominó Europa, el serial de carreras más prestigiosa y que pocos son los que logran obtenerla, lo conquistó, la Golden League puso a la nogalense en lo más alto del atletismo mundial, dejó su huella indeleble en los anales del deporte, la colocó en una lista muy especial como parte de la élite de todos los tiempos.

Su medalla de plata en la justa olímpica debió ser de oro, simples aficionados y los más recalcitrantes analistas de atletismo lo decían, la lesión seis meses antes de la competencia no permitió a Ana redondear su carrera. Aún así, nada de eso opaca lo que Ana Gabriela Guevara hizo como deportista.

Durante 50 segundos sus carreras en los 400 metros paralizaban a México, incluso, a la fecha una de sus competencias tiene el mejor segundo raiting televisivo en la historia del deporte Azteca, solamente detrás de los mundiales de fútbol.

Ana representó para Sonora y Mexico un orgullo deportivo, y por supuesto que en mi lista aparece en el cuarto lugar entre los mejores deportistas mexicanos de la historia, Hugo Sánchez, Julio César Chávez, Fernando Valenzuela y después la gacela de Nogales.

Hasta ahí puedo resaltar la carrera de Ana, y en ese escenario seré siempre un férreo defensor de sus logros. Pero la otra parte, su otra carrera, la política, ahí sí tiene distintos bemoles que la separan de la brillantez que dejó plasmada en las pistas de atletismo.

Como Senadora Guevara Espinoza ha sido un fiasco, su lista de iniciativas de ley luce endémica, no decimos cuantas por mera vergüenza; pero es lastimoso que una mujer que siempre fue luchona no pueda plasmar en su curul ese gesto de apoyo a los sonorenses, ese mismo que le otorgaron sin dudar durante muchos años.

Ana le debe su senaduría al PT, un Partido al que después desconoció. Ana prometió apoyo para deportistas desde el Senado, aún siguen esperando por lo menos un zapato deportivo. Ana se dedicó a viajar ostentosamente, Paris, y todo Europa, África, Estados Unidos, en fin, odiseas que durante cinco años no trajeron beneficios a leyes impulsadas por la sonorense.

Ana prácticamente se desterró de Sonora durante su gestión como Senadora, pero ahora, “sorpresivamente” ha aparecido en diferentes medios y asegura que aspira a seguir su carrera política en “donde se pueda”.

Así nomas, como si su trabajo previo la hubiera colocado en un lugar predominante para que algún partido Político la considerara. Ana no ha entendido que como política no es ni la más ínfima sombra de lo que fue como atleta.

Y es que Guevara Espinoza habló con tal desparpajo que evidenció vasta confianza en ser Diputada Federal, servidora pública si Andrés Manuel López Obrador gana la Presidencia de la República o en el último de los casos, Legisladora Local. El Organismo Político, el que se deje.

Las expectativas que creo Ana Guevara como política fueron elevadas, se esperaba mucho de ella, se confiaba en que aquella alma de guerrera que solía mostrar en contra de los malos manejos de las autoridades la desataría desde tribuna. Crítica, incluso hasta ruda, eso esperábamos como Senadora, pero no, entró a ese estrecho túnel donde el confort mengua las ganas de azar la voz y quedar fuera por ello de la lista de beneficios que el Senado les ofrece.

Cómo despreciar los cañonazos financieros que les otorga el
Senado, solo para este año recibirá cada Senador 2.4 millones de pesos por sus nulos servicios. Así navego Ana, y ahora la ciudadanía será quien juzgue si vale la pena darle una segunda oportunidad. ¿Usted se la dará?

Listo...Dios los bendiga, cuide y proteja...
Cualquier duda, aclaración o crítica mi correo es jessolfi@gmail.com Twitter @jessolfi_y