Por Claudia Tiznado
A finales de 2018, a punto de agonizar el sexenio de Enrique Peña Nieto, una investigación de posible corrupción gubernamental a nivel federal relacionada con Jesús Alberto Cano Vélez como titular de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), saltó a la luz pública.
El asunto, de singular importancia y no menor envergadura, no pasó a mayores en ese momento aunque tampoco después, ya que jamás trascendió de que si a causa de esa indagatoria se fincó algún tipo de responsabilidad administrativa o penal al magdalenense.
Si la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Secretaría de la Función Pública (SFP) le hubieran escarbado un poco más el expediente legal posiblemente se hubiera robustecido, pues existían elementos que podrían configurar la probable comisión del delito de tráfico de influencias, nomás por citar alguno, de acuerdo al material disponible al alcance de cualquier interesado.
A casi un año y medio del suceso que sin pasar inadvertido practicamente "fue desterrado" de la agenda mediática, existen aspectos que ningún medio de comunicación siquiera mencionó en aquel momento, pues todas las baterías se enfocaron en sólo dos empresas de Chihuahua que fueron ampliamente favorecidas por la SHF: "Soluciones Emprendedoras del Norte" (Sensa) y "Consultores y Asesorías Para Todos" en las que Cano Vélez fue fundador pero aparecían como socios mayoritarios un par de ex socios del sonorense muy apegados al PRI de apellido Bazán.
Sin embargo, nada se comentó de las escandalosas aventuras de negocios con el sonorense de los hermanos Omar y Abraham Bazán, que a principios de siglo mucho antes que el primero fuera director de la citada dependencia federal, una vez que culminó el sexenio de Beltrones en Sonora, compraron en sociedad terrenos nacionales que fueron ilegalmente regularizados por rumbos de las mundialmente conocidas "Barrancas del Cobre", en una altiplanicie denominada "Mogotavo" en donde habitan muchas familias rarámuris que fueron despojadas en sus tierras y posesiones.
Se habla de al menos 50 hectáreas en una área privilegiada por la naturaleza, que fueron adquiridas en casi 23 millones de pesos por la empresa conformada por Cano Vélez y los hermanos Bazán, entre otros socios, a través de la empresa inmobiliaria "Mesa de la Barranca", a pesar de que sobre esas tierras pesaba un litigio en los tribunales federales.
Para dimensionar la espectacular transacción inmobiliaria Mesa de Mogotavo tiene un mirador más amplio que el de Divisadero Barrancas del Cobre, donde se encuentran un hotel y una estación del ferrocarril Chihuahua-Pacífico, entre otros atractivos.
La trama que inició en 1999, volvió a ser puesta en el debate público en 2010 y luego en 2017, pues varios medios de comunicación de Chihuahua le dieron puntual seguimiento debido a las denuncias de indígenas y ambientalistas que se opusieron desde siempre a la construcción de un megaparque que contemplaba un campo de golf entre otros atractivos turísticos, alegando además de la contaminación y alteración del ecosistema del sitio, el hecho de que fue adquirido ilícitamente por los personajes mencionados.
Entonces, como dice el dicho, "si por la víspera se saca el día", quizá la investigación de la SHF apenas es la punta del Iceberg... Usted, lector, lectora, tiene la última palabra.
Y es que salta la pregunta, cómo es que Cano Vélez siendo un burócrata de carrera, haya podido amasar una fortuna tan afortunada, con ranchos a granel entre sus bienes ganando de entre 50 a 159 pesos mensuales?
O, ¿cómo ha podido sostener la fundación Cano Vélez que hoy dirige su hijo rifando casas y carros como valor elevado a los 5 millones de pesos?
¿Será que tiene amigos muy dadivosos?
¿Será que durante su paso como director de la Sociedad Hipotecaria Federal hizo muchos favores y se los están devolviendo?
¿O será simple y sencillamente que los señalamientos por corrupción que le han endosado, argumentado y documentado medios de comunicación en Chihuahua sobre la venta y despojo de terrenos millonarios a indígenas es verdad?
La última palabra, como siempre, la tiene usted...
